domingo, 15 de mayo de 2011

CEFALÓPODOS


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Marisa Alonso Santamaria poetiza Española
Te dejo el enlace de mis blog:

Empecé a escribir poesía hace dos años, jamás antes había escrito nada de poesía, no me gustaba y me parecía muy díficil. Estuve año y medio de baja laboral sin que ningún médico me explicara bien que me pasaba, entonces decidí que debía hacer algo que tuviera mi cabeza entretenida y pensé en escribir un cuento...entonces salió la poesía sin que yo la buscara...surgió. De ahí en adelante sólo venían a mi cabeza poesías infantiles.Cuando mis hijos eran pequeños siempre inventaba los cuentos, pero nunca en poesía.
Después escribí algo más en serio. El año pasado me presenté a un concurso de poesía en Valsaín (un pueblo de aquí)y quedé ganadora haciéndome muchísima ilusión.
De siempre me ha gustado leer y escribir y pensé que ya era hora de hacer algo que de verdad me gustara y llenara mi vida. Eso es la poesía para mí, me gusta, me tiene ilusionada, me llena, sobre todo la poesía para niños, no lo puedo remediar. No sé si contesto a tu pregunta.
También colaboro en un periódico de Costa Rica que se llama "El Jornal" contando cosas de mi ciudad y mi punto de vista sobre algunos temas escribiendo columnas.

Los cefalópodos

Un pulpo y calamar
en el mar jugando estaban,
sin apenas darse cuenta
que sus brazos se enredaban.

Empezaron por dos brazos,
luego otros cuatro siguieron,
después el resto enredaron
los tentáculos enteros.

Cuánto más tiraban de ellos
mucho mayor el enredo,
un amasijo de brazos
un embrollo que da miedo.

Un besugo les miraba
sin dejar de sonreír,
la cosa tenía gracia
no paraba de reír.

Al calamar del esfuerzo,
se le ha escapado la tinta,
el pulpo se queda ciego
del susto, con fuerza grita.

El besugo a carcajadas
no lo puede remediar,
cuánto más mira la escena
mucha más risa le da.

Tira el uno, tira el otro,
siguen y siguen tirando,
el pulpo y el calamar
los nudos van apretando.

Tira el otro, tira el uno,
tirando cada vez más,
los nudos hacen más fuertes
¡es imposible escapar!

Los dos están muy cansados
han dejado de tirar,
y miran por allí cerca
si alguien les puede ayudar.

El besugo, ahora más serio,
aparece ante sus ojos,
y con extremo cuidado
va soltando a los patosos.

Al verse por fin ya sueltos
el pulpo y el calamar,
cada uno por su lado
no se atreven ni a tocar.

El besugo divertido
se ha dado pronto la vuelta,
las carcajadas se oyen
desde Almería hasta Huelva.

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