LOS OJOS DEL POETA
Al raso de la vida, deambulo,
por la Caleta libre de mi orilla.
La mar que teje el sueño,
que sostiene,
en su emoción atlante,
el trino de las aves que me buscan.
Algas y caracolas de la cuna,
donde sigo soñando,
esa luz irreal,
esa rosa cerrada de perfumada cal,
blanca paloma en cruce de caminos;
eucaliptos guardianes plantados en el alba,
Guadalete que gime,
castillo de Matrera,
inmensos olivares,
con sus huellas de sol sobre los hombres.
Duendes que taconean,
el compás de su aire,
como un embrujo,
o, acaso sean los ojos del poeta.
María García Romero
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